La Terra Alta es un territorio de paisajes mediterráneos de interior donde los monjes templarios ya cultivaban viñedos de garnacha en el siglo XIII. Su alto valor paisajístico le ha llevado a ser reconocida por la UNESCO como Reserva de la Biosfera, una zona privilegiada para obtener una uva de altisima calidad con una viticultura de gran tradición y vinos con identidad propia. Un territorio donde la garnacha blanca y tinta adquieren altas cotas de calidad y tipicidad, vinos frutales pero intensos, largos y con marcadas notas minerales.